Fecha de publicación: 13 de julio de 2020
Última edición: 03/10/24
Para cuidar correctamente nuestro cuerpo, primero tenemos que conocer cómo funciona y qué órganos están involucrados. En este caso hablaremos del sistema circulatorio o cardiovascular, el cual está compuesto por el corazón y los vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares), los cuales mueven la sangre por todo el cuerpo. Este sistema es esencial para que el resto de los órganos y tejidos reciban suficiente oxígeno, hormonas y nutrientes, además de eliminar las sustancias de desecho, como el dióxido de carbono.
Como este sistema es imprescindible para la vida, debemos mantenerlo en buen estado dentro de nuestras posibilidades, ya que también es propenso a algunas enfermedades. En este artículo conocerás más sobre él y cómo nuestro estilo de vida afecta su rendimiento.
Nemours TeensHealth, organización que brinda herramientas para tomar buenas decisiones sobre salud desde la niñez y adolescencia, explica que el sistema circulatorio está formado por vasos sanguíneos que transportan sangre desde y hacia el corazón. Las arterias y capilares son las que transportan la sangre con oxígeno desde el corazón al resto de los órganos del cuerpo. Después la sangre vuelve al corazón a través de las venas. Desde allí, la sangre se bombea hacia los pulmones, donde se vuelve a cargar de oxígeno.
Por lo tanto, el sistema circulatorio es vital para nuestra supervivencia. Sin embargo, hay una serie de afecciones que pueden debilitarlo y terminar dañándolo. ¿Cuáles son?
1. Hipertensión arterial: la presión arterial es la fuerza que la sangre ejerce sobre las paredes de las arterias. Cuando esta presión se eleva constantemente, daña el corazón, los vasos sanguíneos y otros órganos (cerebro, riñones y ojos). No controlarla puede causar daños irreversibles en nuestra salud.
Los factores que influyen en el alza de presión son: la genética, el consumo de alimentos ultraprocesados altos en sodio y azúcar, el consumo de ciertos medicamentos (anticonceptivos hormonales, descongestionantes, antidepresivos, etc.), el estrés permanente, el tabaquismo, entre otros.
2. Aterosclerosis: se produce cuando se acumulan diferentes sustancias en las paredes internas de las arterias, formando una placa conocida como placa de ateromas. Esto reduce gradualmente su capacidad para fluir sangre.
Debido a esto, los órganos y tejidos dejan de recibir suficiente oxígeno. En algunos casos, una arteria puede quedar completamente bloqueada, debido a la placa o a un coágulo de sangre. Cuando esto sucede, puede producir un ataque cardíaco o un derrame cerebral.
Son muchos factores los que contribuyen a su desarrollo, entre ellos tenemos: la hipertensión arterial, un perfil lipídico en mal estado, consumo de tabaco, sedentarismo, triglicéridos altos, resistencia a la insulina, diabetes y/o sobrepeso.
3. Arritmia: es el ritmo anormal del corazón. Puede latir muy rápido (taquicardia) o muy lento (bradicardia). Ambos casos deben evaluarse con un médico cardiólogo para determinar las causas y realizar el tratamiento oportuno.
4. Venas varicosas: las venas tienen válvulas que ayudan a que la sangre sin oxígeno regrese al corazón. Cuando algunas de estas válvulas fallan, la sangre tiende a acumularse en esas venas, provocando hinchazón, pesadez en la zona y dolor. Estas várices suelen aparecer en distintas zonas de las piernas.
Existen otras enfermedades menos frecuentes, pero igual de riesgosas, que pueden afectar nuestro sistema circulatorio. Por eso, es importante que ante cualquier sensación extraña en el pecho o en alguna extremidad consultes al médico, en especial si tienes antecedentes familiares de presión arterial alta, trombosis o accidente cerebrovascular. Todos estos problemas pueden controlarse o evitarse si se diagnostican a tiempo y sigues el tratamiento indicado por el especialista.
A continuación, te compartimos algunos consejos nutricionales fáciles de implementar, pero si estás en tratamiento con anticoagulantes o tienes problemas de coagulación, consulta a tu médico antes de hacer cambios en tu alimentación.
1. Consume alimentos ricos en omega 3, como pescados grasos (atún, salmón, jurel o sardinas), o considera tomar algún suplemento certificado de este nutriente, pues se ha demostrado que el consumo de al menos 1 gramo de omega 3 al día previene la formación de trombos al disminuir los lípidos sanguíneos. En especial, ayuda a reducir los triglicéridos y aumentar el colesterol HDL.
2. Disminuye el consumo de omega 6 presente en el aceite de maravilla, soya, maíz y pepita de uva. Nuestra alimentación actual tiene una cantidad excesiva de ácidos grasos omega 6, los cuales disminuyen de forma competitiva la absorción de omega 3 y tienen efectos pro inflamatorios, según afirma un estudio realizado en Cuba el año 2015.
3. Evita el consumo de alimentos altamente procesados con carbohidratos refinados, grasas trans y saturadas, ya que estos aumentan los niveles de colesterol LDL y triglicéridos, lo cual incrementa el riesgo cardiovascular.
4. Evita los alimentos ultraprocesados que contengan los sellos “altos en” o “exceso en”, porque su consumo frecuente contribuye a elevar el riesgo de sufrir alguna de las enfermedades ya mencionadas. Usa el perfil “Sin Sellos” de nuestra app para restringirlos.
5. Elige alimentos que te ayuden a mantener un estado de salud óptimo. Prefiere alimentos naturales como frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras frescas en vez de alimentos procesados. Los alimentos altos en fibra evitan la absorción de grasas en el intestino, lo cual ayuda a regular los niveles de colesterol LDL.
Consulta con un nutricionista para que te ayude a encontrar una alimentación equilibrada si tienes sobrepeso, diabetes u otra enfermedad crónica. Además, te dejamos algunos consejos relacionados al estilo de vida que fomentan la buena salud del sistema circulatorio:
6. Evita el tabaquismo, pues el humo del tabaco está directamente relacionado con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y la generación de trombos, como lo confirma una revisión bibliográfica realizada el año 2018 en Cuba. Si ya fumas y sientes que no puedes dejarlo, busca ayuda profesional para que lo logres.
7. Realiza ejercicio de forma regular, porque el sedentarismo vuelve propenso a nuestro cuerpo a una mala circulación. El ejercicio mejora el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, previniendo la aterosclerosis y las várices.
8. Evalúa con tu ginecólogo si el anticonceptivo que estás usando es el mejor para ti, ya que altas cargas de estrógeno pueden aumentar el riesgo de hipertensión arterial y trombosis, sobre todo en mujeres fumadoras y/o con antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares.
9. Controla el estrés. Los altos niveles de estrés a largo plazo afectan la salud del corazón. Para reducirlo, dedica tiempo a actividades recreativas que te gusten, técnicas de respiración, meditación, yoga, etc. Si sientes que necesitas otros cambios en tu vida para conseguirlo, asesórate con un especialista en salud mental.
10. Limita el tiempo de estar sentado. Permanecer sentado durante largos períodos, como en un escritorio o en un avión, puede restringir el flujo sanguíneo. Asegúrate de ponerte de pie y moverte al menos una vez por hora. Por otro lado, pasar muchas horas seguidas de pie causa el mismo problema. Consulta a tu médico si en tu caso es necesario usar medias o pantys de compresión para mejorar la circulación sanguínea.
¡Ahora ya lo sabes! El sistema circulatorio merece tanta atención como el resto del cuerpo y cuidarlo es nuestra responsabilidad. Si quieres profundizar sobre cómo influye nuestro estilo de vida en la salud del corazón, lee este otro interesante artículo de nuestro blog.
Recuerda que la forma en la que nos alimentamos tarde o temprano afecta nuestra salud, así que es fundamental aprender a conocer lo que comemos. ¡Empodérate con la información nutricional que OK to Shop te provee y sé un comprador informado!