Fecha de publicación: 15 de noviembre de 2023
Si alguien en tu familia tiene diabetes, es probable que ya te inquiete la posibilidad de desarrollarla en el futuro.
Con el preocupante aumento de casos de diabetes a nivel mundial, la Federación Internacional de Diabetes (FID) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecieron el Día Mundial de la Diabetes en 1991. Esta jornada, celebrada el 14 de noviembre de cada año, tiene como objetivo crear conciencia sobre las causas, síntomas, tratamiento, complicaciones y formas de prevención de esta enfermedad.
Cuidar de tu salud y ser precavido desde ahora te ayudará a mantener a raya esta enfermedad metabólica, incluso si existe una carga genética, porque es importante comprender que la diabetes tipo II no aparece de manera repentina.
Según la Encuesta Nacional de Salud 2017-2016, se estima que 1 de cada 3 chilenos está afectado por esta condición. Pero, ¿cómo se desarrolla? Antes de sumergirnos en detalles más profundos, es esencial entender algunos conceptos básicos.
Si bien el término prediabetes fue cuestionado en el pasado, hoy en día se reconoce que la prediabetes existe y, lamentablemente, es una realidad desconocida en muchas personas que la padecen.
Para entender este concepto, debemos saber que el cuerpo controla la glucosa que proviene de los alimentos que consumimos. Esta glucosa se encuentra en muchos de los alimentos que comemos a diario, pero está contenida mayoritariamente en cereales, pastas, tubérculos, harinas, legumbres, alimentos azucarados y en los alimentos ultraprocesados.
Una vez que consumimos alimentos con glucosa, esta es metabolizada por la insulina, una hormona producida por el páncreas. La insulina desempeña un papel fundamental, ya que funciona como una especie de "llave" que permite la entrada de la glucosa a las células de nuestro cuerpo para que la puedan utilizar como fuente de energía.
Llamamos prediabetes a la primera señal de advertencia antes de desarrollar diabetes. Esto sucede cuando hay una alteración en la regulación de la glucosa, en la cual los niveles de glucosa en sangre son más altos que los niveles establecidos como normales, pero más bajos que los niveles que diagnostican la diabetes.
Ahora bien, en la mayoría de las personas con prediabetes existe una resistencia a la insulina, esto significa que la "llave" (insulina) ya no es capaz de abrir las "puertas" de las células. Este problema empeora cuando existe un estilo de vida sedentario, una alimentación desequilibrada y alta en azúcares, ya que el páncreas trata de compensar la situación produciendo más insulina. No obstante, si pasa el tiempo y se mantienen los malos hábitos, el páncreas ya no será capaz de producir la cantidad de insulina adecuada a la elevada demanda y comenzará a acumular glucosa en la sangre.
Lo bueno es que la resistencia a la insulina y la prediabetes pueden ser revertidas con cambios en el estilo de vida y adopción de buenos hábitos alimenticios. Sin embargo, si no se toma en serio este diagnóstico, con el tiempo el daño y disfunción celular se vuelve irreversible y se transforma en diabetes tipo II.
La diabetes tipo II es una enfermedad crónica no transmisible que, a causa de factores genéticos y modificables (alimentación desequilibrada alta en azúcar, sodio, grasas saturadas, grasas trans, etc, sedentarismo, tabaquismo, alcoholismo, obesidad o sobrepeso), disminuye la producción de insulina desde nuestro páncreas y la sensibilidad de nuestras células al efecto de la misma.
En sus primeras fases, el tratamiento de la diabetes consiste en el consumo de fármacos que ayudan al control de la glucemia, cambios en el estilo de vida y una alimentación equilibrada. En sus fases más avanzadas, el tratamiento farmacológico se hace insuficiente para lograr el correcto control de la glucemia, por ende, se debe comenzar a utilizar insulina inyectable.
La remisión de la enfermedad se puede lograr a través de una alimentación personalizada, rutina de ejercicios y buenos hábitos asesorados por un profesional. De esa manera, se podría conseguir niveles adecuados de glucosa sin depender de medicamentos permanentes.
Sin embargo, si esta enfermedad no es tratada correctamente, puede causar problemas de salud graves: daño a la vista, a los riñones y al sistema nervioso. También puede desencadenar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, problemas de cicatrización, hígado graso, coma diabético, etc.
Si un(a) niño(a), joven o adulto es sedentario y tiene sobrepeso, debe hacerse exámenes sanguíneos para evaluar sus niveles de glucosa en sangre. Es posible que el doctor también recomiende que te hagas esos exámenes si tienes presión arterial alta o si alguien de tu familia ya tiene algún tipo de diabetes. Ten en cuenta que estos exámenes detectan también la prediabetes.
De acuerdo a las estadísticas de MINSAL, la diabetes tipo II puede prevenirse reduciendo estos principales factores de riesgo modificables:
Si tu situación actual incluye uno o más de estos factores, te recomendamos visitar pronto al médico. De esta manera podrás iniciar los cambios pertinentes en tu alimentación y estilo de vida para sentirte mejor.
Para mantener tu nivel de glucosa en sangre bajo control, probablemente el especialista te indique reducir el consumo de alimentos y bebidas con altos niveles de carbohidratos. Esto no significa que nunca podrás disfrutarlos, pero deberás obedecer sus instrucciones sobre cuánto comer y cuándo hacerlo. Por ejemplo:
Destacamos que no existe una dieta generalizada para todos los pacientes con prediabetes o diabetes. El médico tratante, junto a un nutricionista, determina el régimen de alimentación correcto para cada paciente, según sus antecedentes clínicos.
A continuación, te dejamos algunos consejos generales que te ayudarán en caso de que tengas prediabetes:
1. Consume alimentos altos en fibra. Por ejemplo: vegetales sin almidón (como las de hojas verdes, brócoli y coliflor), legumbres, cereales integrales y frutas en su estado natural.
2. Hidrátate constantemente con agua e infusiones sin azúcar.
3. Evita el consumo de comida chatarra, frituras y snacks ultraprocesados.
4. Opta por productos sin sellos de advertencia. Estos sellos revelan los alimentos altos en azúcar, sodio, grasas saturadas y/o calorías. Puedes restringirlos usando nuestra app gratuita, a través del perfil "Sin Sellos".
5. Haz ejercicio regularmente. El ejercicio tiene muchos beneficios para la salud, incluyendo perder peso, bajar los niveles de azúcar en la sangre y aumentar la masa muscular, la cual ayuda a la sensibilidad a la insulina. Si no has estado activo por mucho tiempo, asesórate con un preparador físico certificado para que te pueda orientar a ejecutar correctamente los ejercicios que te propongas realizar.
6. No fumes. Fumar puede contribuir a la resistencia a la insulina, lo que puede llevar a tener diabetes tipo II. Si ya fumas, busca ayuda profesional para dejarlo.
Pero si ya tienes diabetes o quieres informarte más sobre esta enfermedad, te invitamos a descargar nuestra guía gratuita. En ella encontrarás información actualizada y sugerencias prácticas avaladas por nuestro equipo de nutricionistas. Además, con nuestra app gratuita puedes personalizar tu perfil seleccionando los ingredientes que debes evitar, como los azúcares y sus derivados.
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